El hombre se orienta ante todo con los ojos: su entorno es un mundo visual. Tomamos más del 80 por ciento de toda la información a través de nuestros ojos; son nuestro órgano sensorial más importante. Esto no sería posible sin la luz: la luz es el medio que hace posible la percepción visual en primer lugar.

La luz o la oscuridad insuficientes impiden una buena visión; nos volvemos inseguros y nos cuesta orientarnos. La iluminación crea una "sensación de seguridad" incluso en la oscuridad.

Los humanos solo usan radiación electromagnética visible para ver. En el curso de la evolución, los ojos se han especializado en el rango de longitud de onda de la luz solar que penetra en la atmósfera terrestre en cantidad suficiente y con cierta consistencia.

Del ojo al cerebro

Los ojos transmiten la información que reciben diez veces más rápido que los oídos. El cerebro procesa la información y calcula una impresión espacial a partir de las dos imágenes ligeramente diferentes que "envían" los ojos derecho e izquierdo. Los humanos pueden ver tridimensionalmente y estimar distancias.

Cuando se trata de la visión a distancia, el cerebro también usa los componentes azules de la luz para distinguir entre objetos cercanos y distantes. Los objetos que están más cerca aparecen en tonos más cálidos con mayor intensidad, los objetos que están más lejos en tonos azulados y pálidos.